Es fácil decidir que nuestra realidad es la correcta - es la que podemos ver, de la que tenemos toda la evidencia y es la que tiene sentido dentro de las historias que nos contamos todos los días sobre quienes somos, quienes son los demás y cómo sabemos.
De ahí, es muy fácil desestimar la experiencia de otras personas por suponer que lo que conocen, lo que han vivido y lo que son es de alguna forma menos válido, menos significativo, menos importante, menos formativo, menos real que lo nosotros somos o hemos vivido.
Y con esos dos principios, es hasta más fácil emitir generalizaciones sobre grandes grupos de personas que comparten aquellas características que desestimamos y sin darnos cuenta, ya hay miles o millones de personas que estamos agrupando en una descripción caricaturesca de algo que quizá jamás fueron, han sido ni serán.
Es lo más fácil, porque requiere cero empatía, cero análisis y cero autocrítica. Lo único que necesita es la capacidad de convencerse que hay diferentes tipos de humanos, algunos que entienden las cosas bien (como nosotros) y algunos que simplemente están mal y probablemente siempre lo han estado (los otros).
Un intermedio, una tregua entre pensar que nosotros entendemos la realidad “mejor” o de manera “más completa” pero que quienes no quizás lo hacen por una incapacidad de dejar detrás mundos de la infancia, cierta naivité… es pensar en “LA BURBUJA”.
A mi parecer, no existe una realidad “falsa”, nadie vive en otra dimensión ni existe en un paralelo absolutamente divorciado del mundo en el que existimos todos. Todos estamos compartiendo un mismo hilo continuo - esta historia de “la humanidad”, que es un parpadeo en la historia del universo, como una brillante amiga me recordó recientemente. En ese parpadeo, existimos todos los que hemos caminado por la tierra y en una fracción pequeñísima de ese parpadeo existimos quienes estamos vivos ahorita. Y sí, cada persona es un mundo pero todos son igual de reales - solamente que a algunos, nos gusta pensar que lo único que nos separa de los otros es una tenue filmina de jabón y no, un abismo de diferentes experiencias, perspectivas, conclusiones. Que si tan solo la rompemos, podríamos ver el mundo de la misma forma.
Por eso, La Burbuja es lo que queramos que sea… Evocarla puede ser una excusa, una explicación o una acusación. Puede pensarse como una etapa o una forma permanente de entenderse en el mundo, puede ser un cumplido o un insulto; una invitación o la forma más rápida de cerrar una puerta.
